Whymper en Los Alpes


Edward Whymper, primera escalada del Cervino; casi podríamos decir que aquí comienza la historia del alpinismo.



Impresieonante imagen del Monte Cervino.
Portada de La escalada del Cervino de Editorial Juventud


Edward Whymper llega a Los Alpes

en 1860 sin el menor interés por la escalada. Es dibujante y cumple con un encargo de su editor: dibujar montañas y todo tipo de paisajes de la cordillera. Cinco años más tarde se convierte en el primer escalador en pisar la cima del Cervino.
Montañas como esta eran el reto en aquellos años. El alpinismo se estaba inventando y aunque ya se había ascendido al Mont Blanc hacía muchos años (Balmat y Pacard 1760), solo se tienen datos de muy aislados intentos de ascender picos en Los Andes, durante la conquista de América, y también en Los Alpes promovidos por locos aventureros que, con posibilidades económicas superiores a la media de sus compatriotas, intentaban realizar las proezas que por aquellos tiempos nadie se atrevía a acometer.


En la época Victoriana estaba mal visto que los súbditos de la reina se rebajaran a realizar labores propias de criados cuando realizaban exploraciones en lugares remotos y cada vez que algún explorador se aventuraba en parajes desconocidos o latitudes lejanas se contrataban sirvientes que acarreaban la vajilla, los víveres y las tiendas de campaña para también preparar el fuego, hacer la comida y cualquier otro tipo de labor impropia de alguien que exploraba el planeta para la reina, pero al tiempo debían ser conocedores del terreno.

Así, Whymper también contrató a lugareños que a la vez servían de guías y que más tarde, gracias en gran parte a la afluencia de aventureros ingleses, se convertirían en guías profesionales abandonando la condición de criados o porteadores y organizando todo un negocio en las compañías de guías de Los Alpes, además de cimentar una actividad artesana consistente en la fabricación de todo tipo de artilugios que facilitaban la escalada.  

Según las crónicas, Whymper era un hombre minucioso, obsesionado por el detalle en cada cosa que hacía, y poco comunicativo, pero sin duda también debía sufrir de una suerte de fiebre que había ido adueñándose de él mientras pasaba horas y horas en silencio plasmando los detalles de aquellas aristas que se recortaban contra el cielo. Una fiebre que desembocó en la más absoluta determinación de pisar la cima a primera vista imposible del Cervino, y así lo hizo.

Después de seis intentos y algunas ascensiones a otras cimas en Chamonix, el 14 de Julio de 1865, acompañado de Hadow, el reverendo Hudson, Lord Francis Douglas y de los guías Croz, Peter el viejo y Peter el joven contratados por Douglas, llegaron a la cima con un adelanto de tan solo unas horas con respecto a una cordada que ascendía desde el lado italiano y abandonó el intento al divisar en la cumbre a los que habían subido por la arista que asciende desde Zermatt.

Una rudimentaria técnica junto con un precario equipo provocan la catástrofe en la bajada. Douglas, Hadow, Croz y el reverendo se despeñan cayendo al Glaciar del Cervino dos mil metros más abajo. Sobreviven a la expedición Whymper y los Taugwalder, el viejo y el joven.

A continuación me tomo la licencia de incluir literalmente los últimos párrafos del libro de Whymper.

"..... Mas los recuerdos de pasadas alegrías no pueden borrarse. Mientras escribo acuden a mí en tropel. LLega primero una interminable serie de imágenes magníficas en formas, efectos y colores, veo los grandes picos con sus cumbres nubladas, pareciendo levantarse hasta el infinito; oigo la música de los distantes rebaños, del jodel del labriego y de las solemnes campanas de la iglesia; huelo el fragante aliento de los pinos; y cuando todo eso se desvanece otro cortejo de pensamientos se presenta: recuerdos de hombres que fueron rectos, valerosos y sinceros; de amables corazones y audaces proezas, y de cortesías que me hicieron extranjeras manos y que, aún cuando insignificantes en sí mismas, expresaban esa buena voluntad hacia los hombres que constituye la esencia de la caridad.

Empero, un último y triste recuerdo me ronda y a veces se interpone, cual flotante bruma, privándome del sol y helando las memorias de los tiempos felices. Hay alegrías demasiado grandes para ser descritas con palabras, y hay dolores sobre los que no me atrevo a extenderme. Y con estos en la mente, digo: escalad, si queréis, pero recordad que la fuerza y el valor no son nada sin la prudencia, y considerad que una negligencia momentanea puede destruir la felicidad de toda una vida; no hagáis nada con prisa, mirad bien todo paso y pensad desde el principio que cada momento puede ser el fin."
Edward Whymper. Primer escalador del Cervino. Año 1865

Creada
Revisada

2017-01-27


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