Porteadores


Porteadores en las expediciones a las grandes montañas. La mayoría de ellos anónimos, han sido pieza fundamental en la historia del alpinismo.


Explorar las zonas inaccesibles del planeta

no hubiera sido posible sin la ayuda de porteadores o guías, personas nativas que, no solo podían orientar a los científicos, alpinistas o aventureros en general por su conocimiento del terreno, sino que debido a no necesitar aclimatación a selvas, desiertos o montañas eran y siguen siendo el verdadero motor de muchas expedicones a lugares remotos de la tierra de difícil acceso y peor comunicación.

Cuando los ingleses se lanzan a la conquista de Los Alpes para mayor gloria de su majestad la reina, lo hacen con el concurso de recios lugareños que facilitan enormemente la vida en la montaña a ricachones en busca de aventura. No solamente cargan con la vajilla para el té sino que también lo preparan. Ocurre algo similar en las expediciones cartográficas en el Himalaya o en la exploración de Africa.

Podríamos remontarnos al mismísimo Marco Polo para comprobar cómo la participación de personal nativo ha sido verdaderamente crucial en los grandes viajes a cualquier rincón de la tierra y desde luego, en la conquista de las grandes montañas.

Sin embargo, el intercambio cultural entre occidentales y gente de los valles más recónditos del Himalaya o Los Andes, ha sido tradicionalmente más enriquecedor para los primeros. Los occidentales nos hemos dado cuenta de que viajar; conocer estilos de vida diferentes y con frecuencia más austeros y sencillos que el nuestro, nos enriquece y nos hace ser mejores personas, mientras que la semilla de mala leche (odio, racismo, explotación, esclavitud y transculturación ) depositada en todos aquellos lugares visitados, explorados, invadidos o conquistados es patente y se hace sentir mucho más en nuestros días constatando el hecho de que al Dr. Livingstone, lo más grave que le ocurrió en treinta años de exploración por Africa fué sufrir el contagio de alguna enfermedad tropical. Ahora te pueden volar la cabeza con un kalashnikov durante tus vacaciones de verano.

Pero no vamos a entrar en la historia ni en la sociología del intercambio cultural. No todo han sido consecuencias negativas hacia los contactados, ni tampoco yo puedo judgar la historia de los descubrimientos y la exploración geográfica del planeta y solo quiero hablar de gente sencilla que ha contribuido decisivamente a que montañas consideradas imposibles de escalar fueran doblegadas hace ya muchos años.

Valtíes



Incluso en las ascensiones de tamaño mínimo con intención de realizar la escalada en estilo alpino son necesarios algunos hombres que desplacen la impedimenta. La foto de arriba es un grupo que acompaña a Messner hasta el campamento base del Nanga Parbat.


Abajo vemos a un musulman baltí rezando sus oraciones diarias. Como podemos ver en esta foto y en la siguiente el equipo proporcionado a estos hombres es prácticamente nulo. Llevan las mismas ropas y calzado que en su vida cotidiana puesto que viven a gran altura en pequeñas aldeas muy metidas en los valles que conducen a las altas cumbres, tanto en Paquistan como en Nepal, pero asombra lo adaptados que están a esas condiciones o lo adaptables que tienen que ser por unos pocas euros al día.

Sherpas

Los porteadores de altura juegan un papel no menos esencial que los que solo atraviesan los valles cargados con enormes fardos, porque los campamentos que se instalan más arriba del base tienen que ser aprovisionados de comida, material de escalada y botellas de oxígeno. En la foto de abajo vemos al equipo del Everest en 1953 con más sherpas de altura que alpinistas. Entre los primeros se encuentra el más famoso de todos los tiempos Tensing Norgay, que acompañó a Hillari hasta la cima.

La pregunta que siempre me asalta cuando menciono este tema es ....?se hubiera atrevido Edmund Hillari a continuar solo desde el Collado Sur hasta la cima de la montaña más alta del mundo ¿ ?se hubiera atrevido a recorrer el solito un trecho de arista que jamás había sido escalado por nadie a esa altitud¿ ?se hubiera atrevido sin conocer que problemas le podría plantear el descenso¿ No estoy quitándole mérito al neocelandés, solo intento darle lo que creo que es justo a Tensing: Un papel absolutamente decisivo en aquel glorioso día, haciendo la labor de algo más que un sherpa.

"... cuando miro atrás, me parece que haber llegado a la cima del Everest es menos impotante que otros pasos que he dado en el camino: pasos para mejorar la vida de mis amigos sherpas en Nepal y para proteger la cultura y la belleza del Himalaya ..."

Estas palabras son de Hillary en National Geographic, quien algunos años después de su ascensión empezó a trabajar denodadamente para mejorar la vida de los habitantes del Nepal, recaudando dinero y consiguiendo la ayuda de empresas y particulares para construir escuelas y hospitales, aeródromos y redes para distribución de agua potable.


La foto del libro de Maurice Herzog "Annapurna, primer ochomil" siempre me ha impactado. El de debajo es un Nepalí. Hasta en los momentos más delicados estos hombres han apoyado decisivamente a las expediciones en el trabajo duro hasta la cumbre, pero como podemos ver, también en las retiradas complicadas. Soportar los ochenta kilos de señor europeo sobre las cervicales como se aprecia en la foto, y realizar el descenso por caminos pedregosos llevando al límite las piernas es realmente de superhombres. La gesta de este individuo anónimo no es un hecho aislado; estos hombres generalmente mal pagados y en algunos casos hasta maltratados, a mi juicio siempre han merecido ocupar un peldaño más elevado que el de simple porteador y por tanto segundón el las grandes expediciones.

Quechuas

Como sabemos, ni la altura ni la complicación geográfica de la cordillera hacen que Los Andes hayan dado nombres gloriosos en la historia de los porteadores de montaña, pero no por ello se les debe quitar importancia, porque las cosas en el continente americano han funcionado de forma similar. La foto pertenece al libro de la primera expedición española al Huascaran. Para la época, una expedición realmente potente dadas las posibilidades económicas de la Federación Española de Montaña y también, por qué no decirlo, a sus posibilidades alpinísticas sin que sirva de menosprecio a los hombres que la componían.

En el libro se habla constantemente del papel jugado por los nativos que según la imagen podemos imaginar como decisivo, pero además hay otra componente que me veo obligado a citar y que rozando lo anecdótico, pertenece a la más cruda realidad de un viaje de estas características: conducir mulas. La mayoría de los expedicionarios españoles incluidos en esta aventura eran universitarios, y el que no lo era procedía de un ambiente urbano, con lo cual no podemos imaginar qué hubiera sido de las toneladas de material que fueron porteadas a lomos de estos animales conducidos por señores educados en las aulas de la complutense.

Los casos de gente nativa citados aquí son solo unos pocos, pero valga esta brevísima reseña como homenaje y agradecimiento a todos los llamados porteadores sin los que la mayoría de las primeras expediciones no hubieran sido posibles y tampoco muchas de las actuales.
Muy aconsejable ver esta serie de cuatro videos de Joseba Sanz.

Creada
Revisada

2017-01-27


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